En el Budismo se habla de desarmar y purificar el Ego. A esto se llama Dak Dzin en Tibetano y su significado es aferrarse el Yo. Ese aferramiento es inútil, pues es una creación de la mente ignorante, a una noción ilusioria de yo y mío, el yo y el otro y a conceptos, ideas, deseos que sostienen este error.
Nuestra relación con él, es de desmontar la casa que ha construído el Ego, purificando aspectos negativos y oscuros, perfeccionando su comprensión, practicando la compasión, viviendo la vida de un iluminado, para traer armonía y reconciliación a nuestras vidas.
Si nos detenemos a examinar nuestras emociones vemos que la raíz de todo apego u hostilidad se halla en aferrarnos al concepto del yo, un yo independiente y autosuficiente, con una realidad sólida. Cuanto más se intensifica la creencia en este tipo de yo, mayor es el deseo de satisfacerlo y protegerlo.
Un Ejemplo de Dalai Lama.
Imaginemos que vemos en un escaparate un bonito reloj de pulsera y entramos a preguntar por él. Si el vendedor deja caer el reloj, pensaremos: Vaya! El reloj se ha caído! . El hecho no nos afectará demasiado. Sin embargo, si hubiéramos comprado ya el reloj, es decir, si este ya fuera “mi reloj “, y se nos cayera sin querer, el impacto sería mucho mayor. Nos sentiríamos como si el corazón fuera a salírsenos del pecho. ¿De dónde procede este poderoso sentimiento? La posesión surge directamente de la noción del yo. Cuanto más fuerte es la sensación del “yo” , más fuerte es la sensación de que algo es “mío”. Por eso es tan importante que nos esforcemos en extirpar esa creencia en un yo independiente y autosuficiente. Una vez somos capaces de cuestionar y disolver la existencia de ese concepto del yo, las emociones derivadas de él también disminuyen.
Liberarse del ego es renunciar, liberarse de cualquier atadura, cualquier apego, es cuando podemos abrirnos ante el sufrimiento de los demás y alcanzar el Amor en su plenitud, olvidado un “Yo “y un “Mio”y tomando el camino de la unificación. El ego es sólo una ilusión donde se permaneces sujeto tontamente, atrayendo así el dolor y el sufrimiento de una forma más intensa en nuestras vidas y que nos hace perdernos en el mundo de la ignorancia.Terminar con ego es abrirse al cambio y caminar hacia la verdadera felicidad.
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